Robert Schuman, hace ya 69 años dijo que “Europa no se realizará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho“Europa se sigue haciendo cada día, y de estas acciones concretas depende su futuro. Al igual que la Unión Europea se ha ido construyendo paso a paso, la Economía Circular irá constituyendo de manera similar, ya que el modelo lineal va siendo abandonado poco a poco Europa, por tanto, ha puesto rumbo hacia la Economía Circular, que ha llegado para quedarse y que debe situarse en el centro de las políticas europeas durante los próximos años.
Estrategia de la UE para el plástico en una economía circular: Es la primera estrategia de este estilo creada a nivel internacional. Para impulsar el mercado de plásticos reciclados, la Comisión ha puesto en marcha una campaña de compromiso voluntario. Decenas de empresas ya han asumido compromisos al respecto, lo que aumentará el mercado de plásticos reciclados en al menos un 60% dentro de 2025. Para cerrar la brecha existente entre la oferta y la demanda de plásticos reciclados, la Comisión puso en marcha la alianza Circular sobre los plásticos, formada por las partes interesadas clave de la industria que suministran y utilizan plásticos reciclados.
Más recientemente, se aprobó en el Parlamento Europeo el acuerdo alcanzado con el Consejo, para la prohibición de plásticos desechables a partir de 2021. Los productos que dejarán de ser comercializados a partir de esa fecha serán:
• cubiertos de plástico desechables (cucharas, tenedores, cuchillos y palillos),
• platos de plástico desechable,
• pajitas,
• palillos de algodón para las orejas fabricados en plástico,
• palets de plástico para sostener globo, y
• plásticos oxodegradables (el plástico se fragmenta en partículas diminutas, pero que en una primera fase no pueden ser asimiladas por las plantas) y contenedores alimenticios y tazas de poliestireno
Existe, en estos momentos, un borrador y se espera que en los próximos meses se adopte una directiva sobre Plásticos desechables que desarrolle más en profundidad estas cuestiones. Por el momento, se espera que al adoptar estas medidas se “reducirá la factura de los daños medioambientales en 22.000 millones de euros, que es el coste estimado de la contaminación por plástico en la UE hasta 2030”.
Innovación e inversiones: La Plataforma de apoyo financiero a la economía circular ha elaborado unas recomendaciones para mejorar la financiabilidad de los proyectos de economía circular, coordinar las actividades de financiación y compartir buenas prácticas. La Plataforma colaborará con el Banco Europeo de Inversiones prestando asistencia financiera y explotando las sinergias con el plan de acción para financiar el desarrollo sostenible.
• Conversión de los residuos en recursos: En junio de 2018, entró en vigor una normativa revisada sobre residuos, incluyendo nuevas tasas de reciclaje o un régimen jurídico clarificado de los materiales reciclados y medidas reforzadas de prevención y gestión de residuos, incluyendo los desechos marinos.
• Procesos de diseño y producción circulares: Mediante la implantación del plan de trabajo sobre diseño ecológico 2016-2019, la Comisión ha promovido aún más el diseño circular de los productos, así como los objetivos de eficiencia energética.
Al margen de las medidas adoptadas en virtud del Plan de Acción, la UE desarrolla en los últimos años una serie de acciones complementarias destinadas a la implantación de la economía circular, entre las que cabe destacar los programas de financiación para la innovación e investigación de la economía circular que, junto a las relativas a la mejora del diseño de los productos, son los pilares para generar una economía sostenible. Gracias a programas como Horizonte 2020, LIFE o COSME se han financiado proyectos de investigación sobre cambio climático, sobre ciudades sostenibles, o de apoyo a las PYMES por su transición hacia modelos de negocio circulares.
Del mismo modo, con la creación del Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (“Plan Juncker”), destinado a “impulsar el crecimiento económico y la competitividad a largo plazo en la Unión Europea”, se han movilizado alrededor de 315 mil millones de euros en inversiones destinados para conseguir la optimización de recursos en determinados sectores que han sufrido los mayores recortes en inversión, como son la bioeconomía, la agricultura de precisión o la infraestructura hidráulica.
Pese a todas estas y otras medidas que la UE ha adoptado, y que la economía circular es ya una tendencia irreversible, el camino es todavía largo y, sin ir más lejos, la huella ecológica del continente sigue siendo enorme, tal y como denunciar WWF este mismo mes de mayo, en su informe “Vivir por encima de los límites de la naturaleza en Europa”, en el que informa de cómo Europa ha consumido sus recursos naturales para todo 2019 en todo justo cuatro meses, lo que se traduce en que el ritmo de producción es el equivalente al de 2,2 Planetas.
Del mismo modo, el escepticismo y comprensible temor de ciertos sectores que se ven amenazados por la rapidez con la que avanzan los cambios y la falta de voluntad de ciertos grupos políticos, hacen que todavía Europa encuentre importantes piedras en su camino hacia la transición.
Los desafíos a los que debe enfrentarse Europa, en este sentido, son todavía numerosos e importantes. La primitiva UE, cuyos orígenes se remontan a las primeras Comunidades Europeas, nació para unir Europa, para reconstruir el continente de la desolación causada por la Guerra y, el motor que inspiró lo cambió y la vía por la que se consolidó la reconciliación, fue la economía, la puesta en marcha de políticas y mecanismos comunes a través de los cuales los Estados Fundadores y los que han ido adhiriendo después compartían recursos, conocimientos, trabajadores, proyectos e ideas, hasta convertir a la UE en lo que es hoy en día, mucho más que una unión de mercado.
Actualmente, cuando Europa todavía se recupera de las últimas crisis que ha atravesado y cuándo, aunque la crispación social y el enfrentamiento entre sus estados está muy lejos de parecerse a quienes se vivieron en los tiempos que propiciaron la creación de las Comunidades Europeas, han llegado a comprometer la supervivencia de la UE, el Continente necesita un nuevo aliciente, un revulsivo que consiga volver a traer confianza y esperanza a los europeos y, de nuevo, la economía, esta vez con su renovada visión circular, con todos los beneficios que aspira a conseguir, debe ser la que lo haga posible. Este mes de mayo también han sido las elecciones al Parlamento Europeo, y pronto sabremos cuál será la próxima configuración de la Comisión Europea, esperamos que los órganos ejecutivos y legislativos de la Unión tomen conciencia de la importancia de la transición hacia una economía circular y que sigan trabajando para consolidarnos como líderes a nivel mundial en este sentido.